Afortunadamente estas palabras no te dirán nada.
Pero a Christopher Wall, estas palabras han marcado su vida desde su nacimiento en 1975, hasta la actualidad.
La ectopia cordis es un efecto congénito, afortunadamente muy raro, con solo 7.9 casos por millón, pero con efectos devastadores. Su indice de mortalidad es del 99 % a los dos dias de nacer. Se trata de una incorrecta posición del corazón, situandose en ocasiones fuera del cuerpo.
Pero a Christopher no le servían esas estadisticas, no sólo sobrepaso las 48 horas iniciales, sino que, dando un ejemplo de superación y ganas de vivir, sigue con nosotros, con su corazon protegido con una "armadura" de plastico. Las técnicas quirurgicas no hicieron posible la reubicación del corazon en su lugar, limitandose a la colocación de la piel como única protección natural hacia el exterior.
Sin duda un ejemplo de superación personal a aplaudir.
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